El cultivo de alfalfa es uno de los más importantes debido a su versatilidad, alta palatabilidad, buena resistencia al invierno y buena tolerancia a la sequía, rendimiento del forraje, así como un alto valor de proteínas y nutrientes, sobre todo para las granjas donde se llevan a cabo labores de cría de diversos tipos de ganado.
En la actualidad la alfalfa es considerada uno de los cultivos forrajeros por excelencia en Estados Unidos por lo que su producción, lejos de mermar, promete seguir creciendo y expandiéndose, no solo en estados del norte y oeste del país, donde existen los mayores niveles de crecimiento y cosecha, sino también en regiones del sur donde se han hecho esfuerzos significativos para impulsar nuevas estrategias que permitan mejorar su manejo, incrementar su permanencia por un periodo más prolongado y disminuir de manera considerable las posibilidades de pérdidas de forraje en el cultivo de alfalfa.
Como un gran porcentaje del cultivo de alfalfa está destinado a la alimentación del ganado y otros animales de granja, es crucial realizar un buen proceso de almacenamiento del mismo a fin de garantizar que el forraje mantenga los niveles de calidad por más tiempo y se pueda asegurar la continuidad en la expansión de la producción ganadera.
Una vez que el cultivo ha sido cosechado se deben cumplir los pasos reglamentarios para manejar el forraje de manera correcta durante el traslado, llenado y su posterior almacenamiento, de lo contrario se corre el riesgo de sufrir pérdidas no solo del material sino de la calidad.